martes, 5 de febrero de 2013

Ni olvido ni perdón...

Ni olvido ni perdón. Con esas cuatros palabras se puede definir el "incidente" entre Amaya, central del Betis, y Diego Costa (a este último no le hace falta presentación...) A estas alturas de campaña, en la que la Federación decidió imponer castigos más severos a futbolistas y entrenadores, todo el mundo es conocedor del carácter del delantero brasileño. Se calienta con mucha facilidad. Y de eso no se olvidan sus contrincantes.

El escupitajo que Amaya le lanzó a Costa no fue un lance más de juego o una señal de advertencia. Fue un ajuste de cuentas. Un ajuste de cuentas que le puede salir muy caro al central verdiblanco. Porque esa acción fue grabada por las cámaras y en estos momentos está siendo investigada. Puede que a Amaya le caigan un porrón de partidos de sanción... o puede que no. Porque en España los escupitajos no son castigados como en el extranjero. Puede que tengamos en nuestro país los mejores jugadores del mundo, pero a nivel de reglamento nos quedamos cortos.

Echando la vista atrá, muchos escupitajos en España no han sido sancionados. Eto´o y Messi (no el del Bernabéu en Copa del Rey) se fueron de rositas tras su disparo. Pero Raúl Meireles, tras escupir a un árbitro, fue castigado con once partidos. Más tarde esta sanción fue reducida a cuatro. Pero fue sancionado, que es lo importante.

No solo hace falta buenos jugadores, entrenadores o incluso los mejores árbitros del mundo. Sin un buen reglamento al que agarrarse no sirve de nada...

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